Simultaneidad

Hola Coco,

Feliz Año Nuevo. Así, con mayúsculas.

Ya estoy de nuevo en esta mi casa de esta mi otra isla y estoy medio triste y medio contenta a la vez. Qué extraño, ¿no te parece? Estar las dos cosas a la vez es un poco extraño.

(¿Viste que Marcela nos comentó? jajajajaja ¡por fin alguien se asoma a estas conversaciones!)

Esta noche vienen los Reyes Magos.

Hace un rato veía por la tele las noticias de las diversas cabalgatas que comenzarán en breve por todos los lugares y me he emocionado. Se me puso un nudo en la garganta y me entraron ganas de llorar. Así que apagué la tele y encendí el portatil. Ya te digo que es extraño tener dos emociones a la vez; una se pone por encima de la otra y luego la otra por encima de la una y así todo el día, hasta la noche, alternándose, pugnando cada una por mostrarse con cualquier excusa. A veces se colapsan por la misma razón y parecen dos gordas queriendo atravesar, a la vez, la misma puerta. Atoradas. Vociferantes. Empujándose.

Esto que te explico me pasó esta mañana nada más salir a la calle y ver el mar. Alegría y tristeza inmensas y simultáneas. Infinitas. Para acabar con el embrujo de la simultaneidad y poner orden entre ellas, simplemente, di una patada al suelo, me sacudí los pantalones y me eché a andar calle arriba. Hice como que no me interesaba su disputa por salir a las primeras y me fui a hacer mis cosas; y funcionó.

Y ahora en casita. Un rato para descansar y luego iré a pasear esta noche de Reyes.

Un fuerte abrazo amiga mía.